Rhizoprionodon longurio  es un tiburón costero que se distribuye desde California (EEUU) hasta Perú. Es un tiburón que, pese a no tener una fecundidad elevada, su temprana madurez y a su corta longevidad le permiten resisitir una pesca que, durante cierta parte del año, es dirigida. No obstante, se encuentra como “data deficient” dentro de la IUCN. Entender la biología de las especies de tiburones capturados comercialmente es de gran importancia para su manejo sustentable, siendo la reproducción el proceso biológico más importante en la propagación exitosa de las especies. La examinación visual de las gónadas es la metodología mayormente empleada para evaluar los patrones reproductivos (estadio gonadal), sin embargo, esta metodología requiere que el organismo esté sin vida. En este trabajo se implementó un método no letal, para determinar el estado reproductivo del tiburón R. longurio, basándose en la medición las hormonas reproductivas 17ß-estradiol (E₂) y Testosterona (T) junto con observaciones macroscópicas para determinar el estatus reproductivo. Las concentraciones plasmáticas de las hormonas se midieron mediante la técnica RIA (radioinmunoensayo). Adicionalmente, se calculó para ambos sexos, el IGS (Índice Gonadosomático) y el IHS en hembras (Índice Hepatosomático) y se determinó la L_50%. Se recolectaron un total de 38 muestras de sangre y 113 muestras de gónadas recolectadas de noviembre de 2018 a julio de 2020 , con una proporción de sexos 1.27M:1H (p = 0.18), y una representación de tallas de 46 a 123cm longitud total (LT). En hembras, los niveles de T y E₂ se correlacionaron con el diámetro folicular máximo (DFM) (r = 0.64, p < 0.01 y r = 0.54, p = 0.03, respectivamente). En machos, tanto el ancho testicular (tw) como el largo de los gonopterigios estuvieron significativamente correlacionados con los niveles de T (r = 0.61, p < 0.001 y r = 0.52, p = 0.03), pero solamente el tw presentó una correlación significativa con E₂ (r = 0.79, p < 0.001). En hembras el IGS alcanzó su máximo en julio y en machos en mayo, con 0.7% y 1.7% respectivamente, llegando a su mínimo en agosto con valores de 0.2% y 0.05%. De igual forma, el folículo de mayor diámetro se observó en julio (20.5 mm Ø), seguido de un declive para el mes de agosto (aprox. 5mm Ø) en hembras con foliculos postovulatorios. El IHS no presentó diferencias significativas entre meses, aunque sí estuvo cerca de presentarlas entre las hembras maduras preñadas y no preñadas (ANOVA, F = 3.63, p = 0.07). La L_50% hembras fue de 90 cm LT y para machos fue de 83 cm, encontrándose una relación lineal (R² = 0.87; p < 2.2e^-11) entre la LT y el gonopterigio. Las observaciones hormonales y macroscópicas permitieron conocer que la temporada de alumbramiento ocurre entre mayo y junio y el apareamiento en julio. Se puede afirmar que, para esta especie, la veda protege tanto el apareamiento como la expulsión de neonatos. Por otro lado, se detectó una correlación significativamente negativa entre la temperatura superficial del mar (TSM) y los niveles de E₂, T (r = -0.80, p < 0.001; r = -0.62; p = 0.01). En machos, no se encontró ninguna correlación con los niveles hormonales, pero sí con las medidas morfométricas, encontrando una correlación significativamente negativa entre tw e IGS con la TSM (r = -0.63, p < 0.001; r = -0.69; p < 0.001). Consecuentemente, se puede concluir que el uso de las hormonas esteroides reproductivas es un buen método para conocer el ciclo reproductivo y la talla de madurez sexual para Rhizoprionodon longurio, teniendo en cuenta que, la temperatura es un factor ambiental que puede desenacadenar los procesos reproductivos.

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