Resumen:
En este momento sólo existen cinco localidades en las cuales se estudian los flujos biogeoquímicos que ocurren en los mares de México (Tres en el Pacífico y el resto en el Golfo de México) y que se determinen mediante el uso de trampas de sedimentos de series de tiempo. Además de éstos, históricamente en nuestro país sólo se han realizado tres más y de ellos sólo dos que perduraron por más de tres años. En este contexto, uno de los estudios pioneros fue el iniciado en 1996, por investigadores del CICIMAR-IPN, en Cuenca San Lázaro ubicada en una zona de transición entre las regiones subtropical y templada del Pacifico. A pesar de su muy corta duración -tres y seis meses en 1996 y 1998, respectivamente- este estudio mostró el enorme impacto de uno de los más fuertes eventos de El Niño (1998) al registrarse descensos en los flujos de carbono orgánico hasta por un orden de magnitud. Ahora, después de casi 20 años de suspendido se reinició este observatorio, con equipos renovados y otras tecnologías (todos de recién y conjunta adquisición por el CONACYT y el IPN), por parte del IPN. Además, otro estudio del mismo tipo fue retomado (en 2017) en Bahía de La Paz. En ambos casos, el objetivo es conocer los procesos que controlan la variación en los flujos de una gama de variables químicas y biológicas, y determinar el papel que tienen nuevos factores antropogénicos como el calentamiento del mar y la disminución del pH. Para ello, se recuperaran dos trampas de sedimentos automatizadas con 21 muestras cada una y que representan un año continuo de recoleta. Estas muestras serán analizadas individualmente para determinar los contenidos de Carbono orgánico, CaCO3, etc. así como la variabilidad del nanoplancton. Con el apoyo a esta propuesta se logrará mantener al instituto a la vangurdia y como líder en los estudios de los flujos biogeoquímicos en los mares de México.