Resumen:
Las algas marinas tienen alto contenido de polisacáridos, minerales, vitaminas, proteínas, lípidos y polifenoles con propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas (Kumar et al., 2008). Tienen aminoácidos esenciales y ácidos grasos insaturados. Por lo anterior se sugiere su uso para consumo humano como un alimento funcional y suplemento de alimentos (Løvstad & Kraan, 2011). También se usan como ingrediente alternativo en las dietas para mejorar la productividad pecuaria (Baeza et al., 2004), al incorporarlas en productos cárnicos se tienen proteínas de calidad y se mejora el almacenamiento del alimento (Quitral et al., 2012). Las algas más utilizadas son: Laminaria sp., Fucus sp., Porphyra sp., Ulva sp., Sargassum sp., Gracilaria sp. Ulva lactuca tiene propiedades nutricias que la hacen buena para la alimentación humana y animal (Quitral et al. 2012). La combinación de soya con Ulva spp. promovió en ratas la ingesta de proteínas de calidad, así como de minerales (Aguilera-Morales et al. 2005). En la alimentación avícola el uso de prebióticos tiene beneficios sobre el aparato digestivo ya que modifican la flora, reducen la velocidad de renovación de la mucosa y modulación del sistema inmune, con beneficios directos en la tasa de crecimiento y viabilidad de las aves (Menocal et al., 2008). La adición de paredes celulares del Saccharomyces cerevisiae en dietas de pollitos incrementaba el área de las vellosidades intestinales aumentado la capacidad de absorción de nutrientes, beneficiando la producción del pollo de engorda (Menocal et al., 2008). Los fucoides funcionan como un prebiótico (Løvstad & Kraan, 2011). En el presente trabajo se plantea estudiar cómo la adición de U. rigida a la dieta de pollos de engorda influencia en la salud intestinal de los mismos y por consecuencia en los parámetros productivos.