Resumen:
La primera fase del proyecto se orientó a modelar los efectos de perturbaciones sobre los ecosistemas debidas al efecto del cambio climático. En esta etapa se hizo énfasis en dos procesos, resiliencia y vulnerabilidad, ambos estrechamente asociados a la sostenibilidad de ecosistemas y poblaciones.
La sostenibilidad en poblaciones se mide, de manera a través de la biomasa, donde el procesos implica un balance dinámico entre la tasa de mortalidad y la tasa natural de renovación de la población. Si por ejemplo, se trata de un recursos explotado, y si el ambiente impone una presión o forzamiento a la tasa de producción (e.g. cambio climático), la sostenibilidad implicará el balance mencionado en un contexto dinámico. Cuando se trata de un recurso explotado, la tasa de captura deberá de ser ajustada de acuerdo a los cambios en la biomasa disponible.
En los ecosistemas la sostenibilidad no es medible por la biomasa; las poblaciones interaccionan entre si y con el medio ambiente, conformando arreglos y asociaciones funcionales, definiendo la organización del ecosistema, la cual responde de diversas maneras ante perturbaciones del medio ambiente. En este sentido, la sostenibilidad a nivel de ecosistema se define como el mantenimiento de su organización; y esta a su vez, se estima en términos de flujos de energía y la complejidad de la red trófica. Si la resiliencia del ecosistema representa la capacidad de respuesta a una perturbación, es clara su relación, y dependencia, con la sostenibilidad del mismo.
En esta etapa del proyecto se investigarán los procesos dinámicos detrás de esta relación entre sostenibilidad y resiliencia, siendo este un conocimiento básico el cual, eventualmente, podrá sostener principios base para la gestión de los recursos naturales renovables.