Resumen:
Debido al incremento de la población humana y de las demandas para mejorar el estándar de vida, la conciencia pública acerca de los factores limitantes de los recursos naturales ha incrementada. Además, ha ido en ascenso el reconocimiento de que los servicios del ecosistema que mantienen el ambiente son esenciales para la vida en el mundo. El concepto de la huella ecológica humana (?human ecological footprint?) fue desarrollado primero por Rees (1992) y Rees y Wackernagel (1994). Ellos estimaron la capacidad de carga ecológica (?ecological carrying capacity?) para sostener la población humana con alimento, hábitat, agua y otras necesidades dentro de un medio ambiente. El método desarrollado por Rees y Wackernagel determina la demanda humana por el ambiente y permite comparaciones entre el consumo de recursos naturales con la capacidad ecológica de la Tierra para regenerarlos. Con este enfoque es posible estimar los recursos totales virtuales (agua, tierra, y energía) incorporados en materiales, servicios y actividades usando un modelo de ?input ? output? y el modelo cuantitativo "life cycle assessment" (LCA) para determinar el impacto del producto al ambiente durante toda la vida y durante toda la cadena de producción. En el ?life cycle assessment? no solamente se determina la demanda por el ambiente, si no todos los ?inputs ? outputs?. Las etapas de un LCA para alimentos comienza con la extracción de materias primas, el transporte al lugar de la producción, el transporte a la planta de procesamiento, el transporte al minorista, el transporte al consumidor y el transporte y tratamiento de los desperdicios. Las principales fases de un LCA son la definición de las metas y su extensión, el análisis del inventario y la evaluación e interpretación de los impactos. Las metas y su extensión incluyen la descripción del sistema a ser analizado y una definición clara de los límites del sistema, además de la descripción de la función del sistema (Gowing et al. 2007).
Como primera etapa como inicio del ?life cycle assessment? por la producción de camarón, en el presente proyecto se concentrará solamente en las emisiones de carbono ("huella de carbono") generado por el consumo de energía directa (combustibles fósiles, electricidad, mano de obra, etc.) e indirecta (o incorporada) (larvas, alimentos, nutrientes, tratamientos químicos, fertilizantes, mano de obra, etc.). Durante esta etapa no se incluirán problemas sobre la extracción de materias primas, tratamiento de los desperdicios (nutrientes en los efluentes, transporte, reducción de cabezas de camarón y almacenamiento frigorífico en las plantas procesadoras), empaquetaría y consumo.
¿Por qué la importancia de la ?huella de carbono en esta primera etapa del proyecto?? En el cuarto reporte de evaluación del Intergovernmental Panel on Climate Change, Working Group 1, se reportó que la concentración de los gases invernadero (greenhouse gases) incrementó significativamente como resultado de las actividades humanas y que la causa más importante del aumento de temperatura e impacto del cambio cambio climático desde la mitad del siglo XX es debido a los incrementos de concentraciones de gases antropogénicos de efecto invernadero ?greenhouse gases?, especialmente del dióxido de carbono, que constituye 72 % (IPPC, 2007a; Sorkin, 2007; Carbon Trust a,b). Fue precisado que con respecto a la agricultura/acuacultura no existe una lista de prácticas de mitigación aplicable universal y que las prácticas en la acuacultura necesitan ser individualmente evaluadas (IPPC b,c. 2007).
El cultivo de camarón es uno de los más rentables y es el segmento de más rápido crecimiento de la industria acuícola. Sin embargo la rápida expansión fue combinada con el aumento de las preocupaciones acerca de los impactos ambientales y sociales. Hasta ahora existen muy pocos estudios sobre las emisiones de los gases invernadero por el cultivo de camarón (Bunting y Pretty, 2007; Mungkung et al. 2006; Kautsky et al., 1997), lo que es un prerrequisito para sugerir al sector productivo opciones para reducir la ?huella de carbono? y mitigar los impactos negativos.
En México la producción por la acuacultura del camarón blanco (Litopenaeus vannamei) ha crecido rápidamente durante los últimos diez años llegando en 2005 a 70 mil toneladas, cinco veces mas que en 1995 (FAO-FishStat, 2007). En la actualidad, el 60% de la producción acuícola en México procede del cultivo de camarón. Sin embargo este notable crecimiento ha causado problemas ambientales. Las descargas de las aguas provenientes de los cultivos de camarón ricas en nutrientes han causado la eutroficación de aguas receptoras, además de que ha sido insuficiente el tratamiento de las fuentes de aguas de alimentación y de efluentes. Durante los últimos años la rentabilidad de la producción de camarón ha disminuido en vista del aumento de los gastos de producción, especialmente de energía directa e indirecta.
En vista de esta situación, es importante buscar métodos alternativos de producción para la conservación del medio ambiente, la reducción de las emisiones de gases invernadero y de los gastos de producción.